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Depresión en Adultos y Niños con Cáncer
Diagnóstico

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Algunos de los síntomas de la depresión grave son los siguientes:

  • Estar deprimido la mayor parte del día y casi todos los días.
  • Perder el placer y el interés por la mayoría de las actividades.
  • Cambios de los hábitos alimentarios y del sueño.
  • Nerviosidad o pereza.
  • Cansancio.
  • Sentimientos de inutilidad o de culpa inapropiada.
  • Concentración deficiente.
  • Pensamientos constantes de muerte o suicidio.

Para hacer un diagnóstico de depresión, estos síntomas deben estar presentes casi todos los días, por lo menos durante dos semanas. Algunas veces es difícil diagnosticar la depresión en las personas con cáncer por la dificultad para distinguir los síntomas de depresión de los efectos secundarios de las medicinas o de los síntomas del cáncer. Esto es especialmente cierto en el caso de los pacientes que están recibiendo tratamiento activo para el cáncer o de los que padecen la enfermedad en estado avanzado. Los síntomas de culpabilidad, inutilidad, desesperación, pensamientos suicidas y pérdida del placer son los más útiles para diagnosticar la depresión en personas que padecen de cáncer.

Algunas personas con cáncer pueden correr un riesgo más alto de padecer de depresión. Aunque no se sabe cuál es la causa de esta enfermedad, los factores de riesgo de padecerla sí se conocen. Los factores de riesgo pueden están relacionados con el cáncer o no.

Factores de riesgo relacionados con el cáncer:

  • Depresión en el momento del diagnóstico de cáncer.
  • Dolor que no se controla bien.
  • Cáncer en estadio avanzado.
  • Aumento de los deterioros físicos o el dolor.
  • Cáncer de páncreas.
  • Ser soltero y sufrir de cáncer de cabeza y cuello.
  • Tratamiento con algunos medicamentos contra el cáncer.

Factores de riesgo no relacionados con el cáncer:

  • Antecedentes de depresión.
  • Falta de apoyo familiar.
  • Otras situaciones vitales que producen tensión.
  • Antecedentes familiares de suicidio o depresión.
  • Antecedentes de intentos anteriores de suicidio.
  • Antecedentes de abuso del alcohol o de sustancias psicotrópicas.
  • Padecer al mismo tiempo de varias enfermedades que producen síntomas de depresión; por ejemplo, derrames cerebrales o ataques cardíacos.

La evaluación de la depresión en los pacientes con cáncer debe incluir un examen cuidadoso de los pensamientos de la persona sobre la enfermedad, los antecedentes médicos, los antecedentes personales o familiares de depresión o suicidio, el estado mental en ese momento, el estado físico, los efectos secundarios del tratamiento y la enfermedad, otros factores de la vida personal que provocan tensión y el apoyo con que cuenta el paciente. Cuando las ideas sobre el suicidio se presentan, son alarmantes tanto para el individuo como para el trabajador de atención de la salud y para la familia. Las afirmaciones sobre el suicidio pueden variar desde un simple comentario derivado de la frustración o el disgusto por un tratamiento, tal como "Si me tienen que hacer una aspiración de médula ósea más este año, me tiro por la ventana," hasta una expresión de desesperación que indique que existe una situación de urgencia, tal como "No puedo soportar lo que esta enfermedad nos está haciendo a todos. Me voy a matar". Es importante explorar la seriedad de estos pensamientos y, si parecen ser serios, se debe enviar al paciente a consultar con un psiquiatra o un psicólogo y debe asegurarse que se mantenga fuera de peligro.

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El tipo más común de depresión en los pacientes con cáncer se llama depresión reactiva. Se manifiesta como sentirse con mal humor y no poder realizar las actividades usuales. Los síntomas duran más tiempo y son más pronunciados que los de una reacción normal y esperada, pero no cumplen con los criterios de la depresión grave. Cuando estos síntomas interfieren mucho con las actividades diarias de la persona, como el trabajo, los estudios, las compras o el cuidado del hogar, se los debe tratar igual que si fueran síntomas de depresión grave (por ejemplo, con intervención durante la crisis, orientación y medicamentos, sobre todo con medicamentos que pueden aliviar rápidamente los síntomas más penosos). En las personas con cáncer avanzado, puede ser problemático basar el diagnóstico solo en estos síntomas, ya que la enfermedad puede estar provocando una disminución de sus funciones. Es importante identificar la diferencia entre la fatiga y la depresión, ya que estas pueden ser evaluadas y tratadas por separado. En los casos de enfermedad más avanzada, para diagnosticar la depresión suele ser útil enfocar los sentimientos de desesperación y culpa, y la pérdida total del placer de vivir. (Para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre Adaptación al cáncer: ansiedad y sufrimiento.)

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Hay factores médicos que también pueden causar síntomas de depresión en los pacientes de cáncer. En este caso, los medicamentos suelen ayudar más que la orientación, sobre todo si los factores médicos no se pueden cambiar (por ejemplo, si las dosis del medicamento que causa la depresión no se pueden cambiar ni suprimir). Algunas de las causas médicas de depresión en los pacientes con cáncer incluyen el dolor incontrolable, las concentraciones anormales de calcio, sodio o potasio en la sangre, la anemia o la deficiencia de vitamina B12 o de folato, la fiebre y las concentraciones anormales de la hormona tiroidea o de esteroides en la sangre.

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Para mayor información sobre los cuidados médicos de apoyo a pacientes con cáncer:

Fuente
nstituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos
Dirección Web: http://www.cancer.gov

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