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Prevención de la enfermedad renal en la diabetes mellitus

Prevención y Retraso de la Evolución de la Enfermedad Renal

Medicamentos para la tensión arterial

Los científicos han logrado enormes avances en la creación de métodos que retarden la aparición y la evolución de la enfermedad renal en personas diabéticas. Los medicamentos que bajan la tensión (antihipertensivos) pueden retrasar en forma significativa la evolución de la enfermedad renal. Una clase de medicamentos, los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA), han demostrado su eficacia para prevenir la evolución a los estadios IV y V.1 Los diuréticos, los betabloqueantes, los moduladores del sistema nervioso adrenérgico y los bloqueantes de los canales de calcio también pueden contribuir al control de la tensión arterial en pacientes con diabetes mellitus.

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Un ejemplo de un IECA eficaz es el captopril, formulado generalmente por los médicos para el tratamiento de la enfermedad renal en pacientes diabéticos. Los beneficios del captopril van más allá de su capacidad de bajar la tensión arterial: puede proteger directamente los glomérulos. Los IECA han disminuido la proteinuria y retardado el deterioro incluso en pacientes diabéticos que no tenían hipertensión.

Cualquier medicamento que les ayude a los pacientes a lograr el objetivo de tener una tensión inferior a 125/75 es benéfico. Los pacientes que tengan una hipertensión leve o una microalbuminuria persistente deberían consultar al médico acerca del uso de antihipertensivos.

Dietas bajas en proteínas

Una dieta que contenga cantidades reducidas de proteínas puede beneficiar a las personas con enfermedad renal relacionada con la diabetes. En los diabéticos, el consumo excesivo de proteínas puede ser nocivo. Los expertos recomiendan que la mayoría de los pacientes con nefropatía en estadio III o IV consuman cantidades limitadas de proteínas

Control intensivo de la glucosa sanguínea

Los medicamentos antihipertensivos y las dietas bajas en proteínas pueden retrasar la enfermedad renal cuando ya existe una nefropatía significativa, como en los estadios III y IV. Un tercer tratamiento, conocido como control intensivo de la glucosa sanguínea o control de la glucemia, ha demostrado ser prometedor en personas con diabetes tipo 1 y tipo 2, especialmente aquellas en los estadios incipientes de la nefropatía.

El control intensivo es un tratamiento que tiene por objeto mantener las concentraciones sanguíneas de glucosa cercanas al nivel normal. El tratamiento consiste en determinar frecuentemente la concentración de glucosa en la sangre, administrar insulina frecuentemente a lo largo del día dependiendo del consumo de alimentos y del ejercicio, ceñirse a una dieta y a un plan de ejercicios, y consultar frecuentemente a un equipo de profesionales de la salud. Algunas personas utilizan una bomba de insulina para aplicarse el medicamento a lo largo del día.

Varios estudios han recalcado los efectos benéficos del tratamiento intensivo. Dos de ellos, financiados por el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y de los Riñones (National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, NIDDK), que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health), son el Estudio del Control y las Complicaciones de la Diabetes (Diabetes Control and Complications Trial, DCCT)2 y un estudio conducido por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Minnesota.3 Un tercer estudio, realizado en el Reino Unido, es el Estudio Prospectivo de la Diabetes en el Reino Unido (U.K. Prospective Diabetes Study, UKPDS).4

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En el DCCT, que se llevó a cabo de 1983 a 1993, participaron 1,441 personas con diabetes tipo 1. Los investigadores encontraron una disminución del 50 por ciento tanto en la aparición como en la evolución de la enfermedad renal (estadios I y II) en los participantes que se sometieron a un tratamiento intensivo para controlar las concentraciones sanguíneas de glucosa. Estos pacientes tuvieron una concentración promedio de glucosa sanguínea de 150 miligramos por decilitro, casi 80 miligramos por decilitro menos de las concentraciones observadas en los pacientes que recibieron tratamientos tradicionales.

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En el estudio de la Escuela de Medicina de Minnesota, los investigadores examinaron el tejido renal de personas que habían tenido diabetes por mucho tiempo y que habían recibido trasplante renal. Después de 5 años, los pacientes que recibieron el tratamiento intensivo presentaron un número significativamente menor de lesiones glomerulares que los que no lo recibieron. Este resultado, combinado con los hallazgos del DCCT y de estudios llevados a cabo en Escandinavia, sugiere que cualquier programa que consiga una disminución sostenida de las concentraciones de glucosa en la sangre será benéfico para los pacientes en los estadios incipientes de la nefropatía diabética.

El UKPDS, un estudio de 20 años de duración llevado a cabo en Inglaterra, Irlanda y Escocia, estudió los efectos del control intensivo de la glucosa sanguínea y de la tensión arterial en personas con diabetes tipo 2, y encontró beneficios similares en este grupo.

Diálisis y Trasplante

Fuente
Instituto Nacional de Diabetes, Enfermedades Digestivas y del Riñón.
http://www.niddk.nih.gov/.

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Aviso

La información que usted encontrará en este artículo no pretende substituir el necesario consejo médico o la necesidad de un tratamiento profesional médico para una dolencia
o transtorno en su salud.

Siempre debe consultar a un médico ante cualquier duda sobre su salud y antes de comenzar un nuevo tratamiento con medicamentos, dieta o programa de ejercicio físico


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