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Consecuencias del maltrato infantil

Consecuencias en la salud física del niño

Los efectos físicos inmediatos del abuso o la negligencia pueden ser relativamente leves (moretones o cortadas) o severos (huesos rotos, hemorragias o hasta la muerte). En algunos casos los efectos físicos son temporales; sin embargo, el dolor y sufrimiento que le causan a un niño no deben ser descartados.

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El abuso y la negligencia de menores pueden tener una multitud de efectos a largo plazo sobre la salud física. Según investigadores de NSCAW, en algún momento durante los 3 años después de una investigación de maltrato, el 28 por ciento de los niños involucrados sufrieron de una condición crónica de salud (Administration for Children and Families, Office of Planning, Research and Evaluation [ACF/OPRE], 2007).

A continuación están algunos resultados que otras investigaciones han identificado:

Traumatismo craneoencefálico por maltrato

Una lesión infligida a la cabeza y sus contenidos causada por una sacudida y un impacto contundente. Ell traumatismo craneoencefálico por maltrato es la causa más común de muerte traumática para los bebes.

Las lesiones pueden no ser inmediatamente perceptibles y pueden incluir hemorragia en el los ojos o el cerebro y daño a la médula espinal y el cuello.

Hay un desarrollo cerebral significativo que ocurre durante la infancia, y este desarrollo se ve comprometido en los niños maltratados. Una de cada cuatro víctimas del síndrome del bebé sacudido muere, y casi todas las víctimas experimentan serias consecuencias de salud.

Desarrollo cerebral anormal

Se ha comprobado que el abuso y la negligencia de menores causan que regiones importantes del cerebro no crezcan ni se desarrollen adecuadamente, resultando en problemas de desarrollo.

Estas alteraciones en el crecimiento del cerebro tienen consecuencias a largo plazo para el desarrollo de capacidades cognitivas, de lenguaje y académicas y están relacionados con trastornos de salud mental (Tarullo, 2012).

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El desarrollo neurológico interrumpido como resultado del maltrato puede causar que niños adopten un estado constante de temor, como también atributos que normalmente serian útiles durante momentos amenazantes pero que son contraproducentes en ausencia de amenazas. Algunos ejemplos incluyen la hipervigilancia, ansiedad y comportamientos impulsivos (Perry, 2012).

Mala salud física

Varios estudios han demostrado que existe una relación directa entre algunos tipos de maltrato de menores y la mala salud. Los adultos que experimentaron abuso de niños son más propensos a sufrir de enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares y del hígado, hipertensión, diabetes, asma y obesidad (Felitti y Anda, 2009).

También existe una conexión entre condiciones particulares de salud física y tipos de maltrato. Según una investigación, niños que experimentaron negligencia estaban a riesgo más alto de diabetes y problemas pulmonares, mientras que el abuso físico incrementó el riesgo de diabetes y desnutrición (Widom, Czaja, Bentley, y Johnson, 2012).

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Además, se ha comprobado que el maltrato de menores aumenta la obesidad en los adolescentes. Un estudio longitudinal encontró que niños que experimentaron negligencia tenían índices de masa corporal que incrementaron a una tasa mucho más rápida en comparación con niños que no habían sufrido negligencia (Shin y Miller, 2012).

Consecuencias psicológicas

Los efectos emocionales inmediatos del abuso y la negligencia—aislamiento, miedo y desconfianza—pueden tener consecuencias para toda la vida, incluyendo baja autoestima, depresión y dificultades interpersonales. Los investigadores han relacionado el abuso y la negligencia a las siguientes consecuencias:

Dificultades durante la infancia

El 16 por ciento de los niños que entraron en cuidado de crianza en el 2010 tenían menos de 1 año de edad. Cuando bebes y niños jóvenes entran en cuidado fuera de casa debido a abuso o negligencia, el trauma causado por el cambio en su proveedor de cuidado principal puede tener un impacto negativo sobre cómo experimentan vínculos positivos con otras personas (ACF/OPRE, 2012a).

Casi la mitad de los bebes en cuidado de crianza que han experimentado maltrato muestran alguna forma de retraso cognitivo y tienen un coeficiente intelectual más bajo, dificultades de lenguaje y desafíos neonatales en comparación con niños que no han sido abusado o descuidados (ZERO TO THREE, 2011).

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Mala salud mental y emocional

Experimentar trauma y adversidad en la niñez, como el abuso físico o sexual, es un factor de riesgo para trastornos de la personalidad, la depresión, la ansiedad y otros trastornos psiquiátricos.

Un estudio usando datos del estudio ACE encontró que aproximadamente un 54 por ciento de los casos de depresión y el 58 por ciento de los casos de intento de suicidio en las mujeres estaban conectados a experiencias adversas en la niñez (Felitti y Anda, 2009). El maltrato de menores también afecta negativamente el desarrollo de la habilidad de regular las emociones, y esto a menudo persiste en la adolescencia o la edad adulta (Messman-Morre, Walsh, y DiLillo, 2010).

Dificultades cognitivas

Investigadores de NSCAW encontraron que niños involucrados en denuncias comprobadas de maltrato estaban a riesgo de problemas severos de desarrollo y cognitivos, incluyendo el tener que repetir un grado en la escuela (ACF/OPRE, 2012b). En el reporte final sobre el segundo estudio de NSCAW (NSCAW II), más del 10 por ciento de los niños y jóvenes de edad escolar mostraron algún riesgo de problemas cognitivos o bajo rendimiento académico, el 43 por ciento mostraron problemas emocionales o de comportamiento y el 13 por ciento mostraron ambos (ACF/OPRE, 2011).

Dificultades sociales

Los niños que son descuidados tienen más probabilidades de desarrollar hábitos y rasgos antisociales a medida que van creciendo. La negligencia paterna o materna también está relacionada con los trastornos de la personalidad, problemas de vínculos positivos o de comportamientos afectivos con personas desconocidas o poco conocidas, el modelar comportamientos adultos inadecuados y la agresión (Perry, 2012).

Consecuencias en el comportamiento

No todas las víctimas del abuso y la negligencia de menores experimentarán cambios en su comportamiento. Sin embargo, los problemas de comportamiento parecen ser más probables dentro de este grupo.

Según NSCAW, más de la mitad de los jóvenes involucrados en denuncias de maltrato están en riesgo de un problema emocional o de comportamiento (ACF/ OPRE, 2012b).

El abuso y la negligencia de menores parecen hacer que lo siguiente sea más probable:

Las dificultades durante la adolescencia

Los datos de NSCAW demuestran que más de la mitad de los jóvenes involucrados en denuncias de maltrato están en riesgo de tener que repetir un grado, abuso de sustancias, delincuencia, absentismo escolar o embarazo (ACF/OPRE, 2012b).

Otros estudios sugieren que los niños abusados o descuidados tienen más probabilidades de arriesgarse sexualmente al llegar a la adolescencia, aumentando así sus probabilidades de contraer una enfermedad de transmisión sexual.

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Las víctimas de abuso sexual de menores también corren un mayor riesgo de violación en la edad adulta, y la tasa de riesgo aumenta de acuerdo a la gravedad de la experiencia o las experiencias de abuso sexual de menores (Felitti y Anda, 2009; Messman-Morre, Walsh, y DiLillo, 2010).

La delincuencia juvenil y criminalidad adulta

Varios estudios han documentado la correlación entre el abuso de menores y la futura delincuencia juvenil. Los niños que han experimentado abuso son nueve veces más propensos a involucrarse en actividades criminales (Gold, Wolan Sullivan, y Lewis, 2011).

El abuso del alcohol y las drogas

Las investigaciones han demostrado una y otra vez que los niños abusados y descuidados tienen más probabilidades de fumar cigarrillos, abusar del alcohol o consumir drogas ilícitas durante sus vidas. De hecho, niños varones con una calificación ACE de 6 o más (han tenido seis o más experiencias adversas durante la niñez) tenían una mayor probabilidad, de más de 4,000 por ciento, de usar drogas por vía intravenosa en el futuro (Felitti y Anda, 2009).

El comportamiento abusivo

Los padres abusivos frecuentemente fueron abusados durante su propia niñez. Los datos del Longitudinal Study of Adolescent Health, un estudio longitudinal de la salud adolescente, mostraron que las niñas que experimentaron abuso físico durante su niñez tenían del 1 al 7 por ciento más probabilidades de convertirse en autores de violencia juvenil y del 8 al 10 por ciento más probabilidades de cometer violencia interpersonal.

Los niños varones que experimentaron violencia sexual durante la niñez tenían del 3 al 12 por ciento más probabilidades de cometer violencia juvenil y del 1 al 17 por ciento más probabilidades de cometer violencia interpersonal (Xiangming y Corso, 2007).

Consecuencias sociales

Aunque el abuso y la negligencia de menores casi siempre ocurren dentro de la familia, el impacto no termina allí. Toda la sociedad paga el precio por el abuso y la negligencia de menores, tanto en términos de costos directos como indirectos.

Los costos directos

El costo de por vida del maltrato de menores y las fatalidades relacionadas en 1 año asciende a $124 mil millones, según un estudio financiado por los CDC.

El maltrato de menores es más costoso anualmente que los dos principales problemas de salud, el derrame cerebral y la diabetes tipo 2 (Xiangming, Brown, Florence, y Mercy, 2012).

Por otro lado, los programas que previenen el maltrato han demostrado ser más beneficiosos y menos costosos. El programa U.S. Triple P System Trial, financiado por los CDC, tiene una relación beneficio/costo de $47 en beneficios para la sociedad por cada $1 en costos del programa (Mercy, Saul, Turner, y McCarthy, 2011).

Los costos indirectos

Los costos indirectos representan las consecuencias económicas a largo plazo para la sociedad a causa del abuso y la negligencia de menores. Esto incluye los costos asociados con el uso incrementado del sistema de cuidado de salud, la actividad criminal juvenil y adulta, las enfermedades mentales, el abuso de sustancias y la violencia doméstica.

Prevent Child Abuse América calcula que las estrategias para la prevención del abuso y la negligencia de menores pueden ahorrarle a los contribuyentes $104 mil millones cada año. Según el Schuyler Center for Analysis and Advocacy (2011), por cada $1 gastado en servicios de visitas al hogar se obtiene un retorno de $5.70 en la inversión en Nueva York, y esto incluye la reducción en denuncias comprobadas de abuso, la reducción en las inscripciones familiares en Ayuda Temporal Para las Familias Necesitadas (Temporary Assistance for Needy Families), la reducción en visitas a salas de emergencia, la reducción en la tasa de detenciones de madres y un aumento en ingresos mensuales.

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Un estudio encontró que todas de las ocho categorías de experiencias adversas de la niñez se asocian con un mayor riesgo de problemas de empleo, problemas financieros y el absentismo (Anda et al., 2004). Según los autores, estos costos a largo plazo, tanto para la fuerza laboral como para la sociedad, son evitables.

Fuente
Consecuencias a largo plazo del maltrato de menores
Child Welfare Information Gateway

 

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