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Introducción al estudio de la sexualidad

El ser humano es el único animal de la naturaleza dispuesto a tener relaciones sexuales 365 días al año y 24 horas al día. Pero este animal humano evolucionado ha creado el erotismo no sólo como una manía reproductiva, sino como una forma de comunicación, de crecimiento, de encuentro, de compartir, de dar y de recibir placer.

Somos analfabetas sexuales por culpa del silencio y del oscurantismo que nos hicieron pensar erróneamente que lo que no se comenta, no existe, pero por fortuna, en la Cumbre Mundial de Población realizada en New York en 1999 y por primera vez en la historia, 172 países incluyendo a México firmaron un acuerdo para difundir la cultura sexual.

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Actualmente el sector dedicado a la salud insiste en la necesidad de saber para prevenir, el sector dedicado a la educación considera poco a poco la educación de la sexualidad en las escuelas como parte del currículo básico, y la ONU reporta que con la cultura sexual las relaciones sexuales se inician más tarde y no antes como habíamos pensado.

Entonces, ¿cuál es el miedo...?

Tenemos miedo de que al hablar de sexualidad a los niños y a los jóvenes su vida se convierta en una orgía sin control alguno, nos da pánico reconocer la existencia de una hormona sexual y hablar de placer, como si el secreto que guardamos por siglos hubiera funcionado eficazmente.

La sexualidad existe pero el sexo silenciado es un cúmulo de fracasos a todos los niveles, ya que si hubiera servido negarlo y al no nombrarlo fuéramos querubines inocentes y bienintencionados, entonces no tendrá caso cambiar las cosas.

Pero no es cierto: con el silencio no fuimos eficaces ni comprensivos, tenemos hijos no deseados, violencia y violación, desolación, insatisfacción sexual, engaños, infidelidades, depresión y soledad, malas parejas y divorcios, enfermedades, abortos y sobre todo incomprensión. Somos analfabetas sexuales, y aún le tenemos miedo al conocimiento.

Estamos seguros de que más vale saber, porque sólo el ignorante es víctima de sí mismo...

Cualquier conducta y entre ellas la sexual, es, en última instancia, el resultado de la interacción de tres grandes dimensiones del ser humano:

  • Biológica.
  • Social.
  • Psicológica.

Al discutir estos determinantes de la conducta sexual no tratamos de implicar que sea necesaria una elección entre estas tres dimensiones, ya que en el estudio de la sexualidad son complementarias más que mutuamente excluyentes.

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Dentro de la dimensión biológica se incluyen todos aquellos procesos y estructuras orgánicas que determinan el comportamiento sexual, como son la anatomía y la fisiología entre otros.

La dimensión social abarca procesos de identificación de grupo que asignan a los integrantes de una cultura determinada en un tiempo sociohistórico específico características aceptables de comportamiento, la cual incluye el concepto de género, el género de asignación y los guiones o los roles sexuales; y la dimensión psicológica del comportamiento sexual agrupa aspectos como la identidad sexogenérica y la orientación sexual o la preferencia de género.

En las ligas que aparecen anexas a este artículo podrás conocer las características de cada una de estas tres dimensiones de la sexualidad.

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Autor: Héctor Castillo Ortiz

​Actualizado: 23 de Octubre, 2018

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