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Alergia

Una reacción alérgica, (también conocida como hipersensibilidad inmediata) se define como una "sensibilidad anormal a una sustancia que es generalmente tolerada y considerada no dañina".

Mientras que todas las reacciones inmunes resultan de la exposición a sustancias extrañas, las reacciones alérgicas son diferentes de la "inmunidad" protectora o aumentada que es conferida por las inmunizaciones o infección natural.

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Cientos de millones de personas padecen de alguna enfermedad alérgica de cualquier tipo, y la incidencia de estas enfermedades está aumentando.


Alergenos y la reacción inmune

El sistema inmune sirve como el mecanismo de defensa del cuerpo en contra de las innumerables sustancias extrañas ("lo extraño") que se encuentran presentes en el aire que respiramos, la comida y las cosas que tocamos.

Dentro de este inmenso grupo de materiales extraños, el término "alérgeno" se refiere a esas sustancias que principalmente resultan en una respuesta inmuno alérgica.

Una parte esencial del sistema inmune humano es su habilidad para desarrollar reconocimiento inmunológico y memoria.

Una vez que las células del sistema inmune encuentran una sustancia extraña y la reconocen como "lo extraño", ese contacto inicial será por siempre "recordado".

Si esa sustancia específica es encontrada nuevamente, la respuesta del cuerpo será mucho más rápida e intensa como resultado de los mediadores químicos producidos por las células de memoria que se activan ante la re-exposición, y las cuales en un momento dado amplifican la respuesta activando otras partes del sistema inmune.

Otro mecanismo por el cual el sistema inmune nos ayuda a defendernos contra los materiales extraños incluye la producción de millones de anticuerpos diferentes (también llamados inmunoglobulinas).

Cada anticuerpo tiene la habilidad de reconocer y unirse a una sustancia extraña específica y única.

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Los anticuerpos circulan en la sangre y están presentes en casi todos los líquidos corporales donde ayudan a "capturar" y prevenir la entrada de materia extraña no deseada.

En los humanos, el anticuerpo de tipo IgE es el responsable de la mayoría de las reacciones alérgicas. A pesar de que las personas alérgicas frecuentemente tienen niveles muchos más altos de IgE en su sangre que los no alérgicos, los valores se traslapan ampliamente entre estos dos grupos.

Una persona alérgica puede tener niveles muy altos de anticuerpos de IgE para uno o pocos alergenos específicos, sin tener niveles elevados de IgE total en su sangre.

Por esto, el usar los valores de IgE total para diagnóstico son límitados.

Aún no se tiene conocimiento pleno del porqué algunas sustancias son alergénicas y otras no, ni tampoco porqué no todas las personas desarrollan una respuesta alérgica después de la exposición a alergenos.

Sin embargo, podría haber una contribución genética a las enfermedades alérgicas, y los niños cuyos padres padecen alergias tienen una probabilidad mayor para desarrollar estos padecimientos.


Reacciones alérgicas e inflamación alérgica

Una persona que ha desarrollado anticuerpos IgE para que reconozca uno o más alergenos (pólenes, hongos, caspas de animales, ácaros del polvo, etc.) se dice que está sensibilizado a estos alergenos. Las moléculas alérgeno-específicas de IgE viajan por la sangre hacia los tejidos en donde cubren la superficie de las células cebadas.

Hasta 500,000 anticuerpos IgE con diferentes especificidades podrían estar presentes sobre la superficie de una sola célula cebada, permitiendo entonces a cada célula el reconocer varios, diferentes y únicos alergenos.

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Las células cebadas que se encuentran en forma abundante especialmente en el revestimiento de la nariz, ojos, pulmones y tracto digestivo, se activan cuando moléculas de alérgeno hacen contacto físico con anticuerpos IgE sobre la superficie de una célula capaz de reconocer alergenos específicos.

Entonces las células cebadas de un individuo que ha desarrollado anticuerpos IgE para el antígeno de gato no serían activadas por exposición al polen de la ambrosia.

Una reacción alérgica se inicia cuando las moléculas de alergenos se ponen en contacto y activan las células cebadas cubiertas por el alérgeno-específico IgE.

Una vez activada, la célula cebada libera una variedad de potentes mediadores químicos, todos ellos con potentes propiedades inflamatorias.

Estos incluyen químicos como la histamina (de ahí el uso terapeútico de antihistamínicos), leucotrienos y prostaglandinas, así como citocinas (moléculas proteicas las cuales sirven como reguladores de las interacciones celulares).

Uno de los avances más importantes ha sido el reconocimiento que las reacciones alérgicas producen inflamación de los tejidos en los cuales se llevan a cabo.

Una reacción alérgica desencadena una cascada de eventos, comenzando con la liberación de mediadores de una célula cebada activada.

Estos entonces reclutan otras células inflamatorias del torrente sanguíneo para invadir áreas donde ellos con otras células locales vecinas, liberan mediadores químicos adicionales, lo cual resulta en la inflamación de los tejidos involucrados.

Muchos de los síntomas de las enfermedades alérgicas crónicas, tales como edema o inflamación, actividad excesiva de glándulas mucosas e hiperrespuesta a estímulos irritantes se piensa que resultan de la perpetuación de la inflamación de los tejidos debido a la exposición repetida a alergenos.


Principales enfermedades alérgicas


Las preguntas clave para cada persona alérgica son: ¿qué alergenos reconoce específicamente mi sistema inmune? ¿Y cuando (y cuanto) estoy expuesto a estas substancias?

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La reacción alérgica inflamatoria como resultado de la exposición a estos alergenos relevantes, con la acompañante inflamación y sensibilización de las superficies expuestas, es directamente responsable de los síntomas alérgicos clínicos.

Rinitis alérgica

Entonces, la rinitis alérgica, comunmente llamada "fiebre de heno" ocurre como resultado de los alergenos que tocan la mucosa nasal de una persona sensibilizada a un alérgeno en especial.

Los síntomas que se presentan tales como congestión nasal, comezón y catarrro profuso se deben a la inflamación alérgica por la exposición de la membrana mucosa nasal.

La exposición repetida diaria perpetúa la reacción inflamatoria y los síntomas.

De forma similar la conjuntivitis alérgica representa la reacción alérgica inflamatoria de los ojos, mientras que la dermatitis atópica o eczema, podrían frecuentemente resultar de la exposición a alergenos de la piel.

Asma

El asma es una enfermedad pulmonar crónica caracterizada por tos, opresión de tórax, dificultad para respirar y sibilancias debido a una obstrucción reversible del flujo aéreo (o flujo respiratorio) como resultado de inflamación e hiperrespuesta de las vías respiratorias.

En personas sensibilizadas, la inhalación de alergenos puede producir una inflamación del revestimiento de las vías respiratorias y precipitar una exacerbación de asma.

El asma también ocurre como un resultado de otros estímulos inflamatorios tales como infecciones del tracto respiratorio.

Alergia a alimentos

Las personas que se han sensibilizado a alimentos específicos podrían tener reacciones graves y probablemente fatales después de la ingestión de estas substancias.

Desencadenantes comunes incluyen mariscos, huevos, leche, trigo, cacahuates y otras nueces.

La alergia a alimentos ocurre frecuentemente en niños y no resulta extraño que con el tiempo desaparezca esta hipersensibilidad.

Anafilaxia

El shock anafiláctico es la más grave de todas las reacciones alérgicas.

Esta respuesta sistémica causa inflamación en todo el cuerpo, con consecuencias que ponen en riego la vida y en ocasiones son fatales debido a la inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias, así como a la caída súbita de la presión sanguínea.

La anafiláxis frecuentemente ocurre en personas alérgicas especialmente a la penicilina, picaduras de insectos, mariscos, cacahuates o latex.

La administración inmediata de epinefrina (adrenalina) es esencial en el tratamiento inicial de anafiláxis.


Tratamiento de la alergia

Las pruebas cutáneas para alergia y las pruebas en suero RAST son empleadas para determinar con precisión que molécula(s) alergénica(s) son reconocidas por el sistema inmune del paciente.

Una vez identificadas, el tratamiento óptimo incluye minimizar la exposición a estos alergenos hasta donde sea posible, combinando con medicamentos para reducir los síntomas alérgicos y la inflamación de los tejidos involucrados.

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Además las vacunas para la alergia (inmunoterapia) pueden ser usadas para modificar la respuesta inmune y así disminuir la intensidad de las reacciones alérgicas que ocurren de una exposicición natural a los alergenos.

Si desea leer más artículos sobre el tema de las Alergias le recomendamos visitar las siguientes direcciones:

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Autor: Dr. Carlos Muñoz Retana

​Actualizado: 8 de Noviembre, 2018

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