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Los Niños y la Pérdida de un Familiar que Murió por Cáncer

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El proceso de aflicción en un niño es diferente al de un adulto.

Los niños no reaccionan de la misma manera que los adultos ante una pérdida. Estas son algunas de las maneras en que la aflicción de los niños es diferente:

  • Los niños parecen mostrar la aflicción solo de vez en cuando y por períodos cortos. Esto puede ser así porque un niño no puede sentir emociones fuertes durante mucho tiempo. Un niño afligido puede estar triste en un momento y juguetón un momento más tarde. A menudo, las familias piensan que el niño no entiende realmente la pérdida o que su aflicción pasó rápidamente. Habitualmente, nada de eso es verdad. La mente de los niños los protege de lo que es demasiado difícil de manejar emocionalmente.
  • El luto en los niños es un proceso que continúa a lo largo de los años. Los sentimientos de pérdida se pueden presentar una y otra vez a medida que el niño crece. Esto es común que ocurra en momentos importantes, como ir de campamento, graduarse en la escuela, casarse o tener hijos.
  • Los niños que están afligidos pueden no mostrar sus sentimientos tan abiertamente como los adultos. Pueden lanzarse de lleno a realizar actividades en lugar de aislarse o mostrar su aflicción.
  • Los niños no pueden analizar sus pensamientos y sentimientos como los adultos. Ellos tienen problemas para poner en palabras sus sentimientos de aflicción. Los niños afligidos pueden mostrar con su comportamiento fuertes sentimientos de ira y de miedo a la muerte, o de ser abandonados. A menudo, los niños juegan a la muerte como una manera de elaborar sus sentimientos y preocupaciones. Estos juegos permiten que los niños puedan expresar sus sentimientos sin peligro.
  • Los adultos afligidos se pueden aislar y no hablar con otros sobre la pérdida. En contraste, los niños hablan a menudo con quienes los rodean (hasta con extraños) para ver cómo reacciona los demás y tener pistas sobre cómo responder a la pérdida.
  • Los niños pueden hacer preguntas confusas. Por ejemplo, un niño puede decir: "Ya sé que el abuelo se murió, pero ¿cuándo va a volver a casa?" De esta forma prueba la realidad y se asegura de que lo que le contaron sobre la muerte no cambió.

Hay varios factores que pueden afectar la forma en que un niño enfrenta su aflicción.

Aunque la aflicción es diferente para cada niño, hay varios factores que pueden afectar el proceso de la aflicción de un niño:

  • La edad del niño y su etapa de desarrollo.
  • La personalidad del niño.
  • Las experiencias anteriores del niño con la muerte.
  • La relación del niño con el difunto.
  • La causa de muerte.
  • La manera en que el niño actúa y se comunica con su familia.
  • La estabilidad de la vida familiar después de la pérdida.
  • El modo en que el niño continúa siendo cuidado.
  • La oportunidad que se ofrece al niño de compartir y expresar sus sentimientos y recuerdos.
  • La manera en que los padres hacen frente a la tensión.
  • Si el niño tiene relaciones permanentes con otros adultos.

Los niños en diferentes etapas de desarrollo entienden de manera distinta la muerte y los acontecimientos que rodean la muerte.

Lactantes

Los lactantes no reconocen la muerte, pero los sentimientos de pérdida y separación forman parte del desarrollo de la conciencia de la muerte. Los niños separados de sus madres pueden estar inactivos y callados, pueden no responder a una sonrisa o un arrullo, pueden tener síntomas físicos (como pérdida de peso) y pueden dormir menos.

2 a 3 años de edad

Los niños de esta edad a menudo confunden la muerte con el sueño y pueden sentir ansiedad ya a los 3 años. Pueden dejar de hablar y parecen sentir un sufrimiento general.

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3 a 6 años de edad

Los niños de esta edad consideran que la muerte es un tipo de sueño, la persona está viva, pero solo de manera limitada. El niño no puede separar completamente la muerte de la vida. Los niños pueden pensar que la persona sigue viva, aunque la hayan enterrado. Puede hacer preguntas sobre el difunto (por ejemplo, ¿cómo hace el difunto para comer, ir al baño, respirar o jugar?). Los niños pequeños saben que la muerte es física, pero piensan que no es final.

La comprensión del niño sobre la muerte puede incluir "pensamiento mágico". Por ejemplo, el niño puede pensar que sus pensamientos pueden hacer que otra persona enferme o muera.

Los niños de menos de 5 años que están afligidos pueden tener problemas para comer, dormir, controlar la vejiga y los intestinos.

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6 a 9 años de edad

Los niños de esta edad a menudo sienten curiosidad sobre la muerte y pueden hacer preguntas sobre qué pasa con el cuerpo cuando muere. Piensan que la muerte es como una persona o un espíritu separado de la persona que estaba viva, como un esqueleto, un fantasma, un ángel o el hombre de la bolsa. Pueden ver a la muerte como final y que despierta miedo, pero algo que le pasa solo a las personas ancianas (no a ellos mismos).

Los niños afligidos pueden volverse temerosos de la escuela, tener problemas de aprendizaje, mostrar comportamientos antisociales o agresivos, o volverse muy temerosos de su propia salud y quejarse de síntomas imaginarios. Los niños de esta edad se pueden aislar de los otros o volverse muy apegados y adheridos a los otros.

Los varones a menudo se vuelven más agresivos y destructivos (por ejemplo, expresar impulsos reprimidos en la escuela), en lugar de mostrar abiertamente su tristeza.

Cuando uno de los padres muere, los niños pueden sentirse abandonados tanto por el padre que murió y el que está vivo, cuya aflicción lo torna incapaz de apoyar emocionalmente al hijo.

9 años y más

Los niños de 9 años y más saben que no se puede evitar la muerte y no la consideran un castigo. Cuando el niño tiene 12 años, considera que la muerte es final y algo que le pasa a todos.

Aflicción y etapas del desarrollo

Edad

Comprensión de la muerte

Expresiones de aflicción

Lactancia hasta 2 años Todavía no es capaz de comprender la muerte. Quietud, irritabilidad, disminución de la actividad, sueño agitado y pérdida de peso.
La separación de la madre produce cambios.
2 a 6 años La muerte es como dormir. Hace muchas preguntas (¿Cómo va al baño? ¿Cómo come?).
Problemas para comer, dormir y controlar la vejiga y los intestinos.
Miedo de ser abandonado.
Rabietas.
La persona muerte sigue viva y funciona de algunos modos. "Pensamiento mágico"(¿Pensé o hice algo para que muriera? ¿Como cuando digo que te odio y deseo que te murieras?).
La muerte no es final.
La persona muerta puede revivir.
6 a 9 años Se piensa que la muerte es una persona o un espíritu (esqueleto, fantasma, hombre de la bolsa). Curiosidad acerca de la muerte.
Hace preguntas específicas.
Puede tener miedos acerca de la escuela.
La muerte es final y provoca miedo. Puede tener comportamiento agresivo (especialmente los varones).
Se preocupa por enfermedades imaginarias.
La muerte le ocurre a los otros, no me va a pasar a mí. Se puede sentir abandonado.
9 años y más Todos van a morir. Emociones fuertes, culpa, angustia, vergüenza.
Aumento de la ansiedad sobre su propia muerte.
Cambios de humor.
La muerte es final. Miedo de ser rechazado; no quiere ser diferente de sus compañeros.
Hasta yo voy a morir. Cambios en los hábitos de alimentación.
Problemas para dormir.
Comportamiento regresivo (pérdida de interés en actividades al aire libre).
Comportamiento impulsivo.
Se siente culpable por estar vivo (especialmente en relación con la muerte de un hermano o un compañero).

 

La mayoría de los niños que sufrieron una pérdida tienen tres preocupaciones comunes sobre la muerte.

Los niños que enfrentan una pérdida a menudo expresan estas tres preguntas:

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¿Yo hice algo para que la muerte suceda?

Los niños piensan a menudo que tienen "poderes mágicos". Si la madre está enojada y le dice "Serás la muerte para mí" y más tarde muere, su hijo se preguntará si en realidad causó la muerte de su madre. También, cuando los niños pelean, pueden decir (o pensar) "Ojalá estuvieras muerto". Si ese niño muere, el niño que sobrevive puede pensar que esos pensamientos causaron la muerte.

¿Me va a pasar a mí?

La muerte de otro niño puede ser muy difícil para un niño. Si el niño piensa que (un padre o el médico) pudieron evitar la muerte, el niño puede temer que él también puede morir.

¿Quién me va a cuidar?

Como los niños dependen de los padres u otros adultos para que los cuiden, un niño afligido se puede preguntar quién lo cuidará después de la muerte de una persona importante.

Hablar honestamente acerca de la muerte e incluir al niño en los rituales puede ayudarlo en su aflicción.

Explicar la muerte y contestar preguntas.

Hablar acerca de la muerte ayuda a los niños a aprender a enfrentar una pérdida. Al hablar con un niño acerca de la muerte, se la debe describir en forma simple. Se debe decir la verdad a cada niño usando tantos detalles como sea capaz de entender. Se deben contestar las preguntas en un lenguaje que el niño pueda entender.

A menudo, los niños se preocupan pensando que ellos también morirán o que el padre que sobrevivió lo abandonará. Necesitan que se les diga que estarán seguros y cuidados.

Usar el lenguaje correcto

Cuando se habla con un niño acerca de la muerte, se deben usar las palabras correctas; por ejemplo, "cáncer", "murió" y "muerte". El uso de otras palabras o frases (por ejemplo, "se fue", "está durmiendo" o "lo perdimos") puede confundir al niño y hacer que malinterprete.

Incluir al niño en la planificación y la asistencia a los servicios fúnebres.

Cuando ocurre una muerte, los niños se pueden sentir mejor si se los incluye en la planificación y la asistencia a las ceremonias fúnebres. Estos acontecimientos ayudan a los niños a recordar al ser querido. No se debe obligar a los niños a participar en estas ceremonias, sino alentarlos para que participen en ellas si se sienten cómodos haciéndolo. Antes de que un niño atienda un entierro, un velatorio o un servicio fúnebre, se le debe explicar completamente lo que debe esperar. Un familiar adulto o un miembro de la familia puede ayudar con esto si la aflicción de los padres que sobreviven les impide hacerlo.

Hay libros y otros recursos con información en inglés sobre cómo ayudar a un niño afligido por una muerte.

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Para mayor información sobre los cuidados médicos de apoyo a pacientes con cáncer:

Los siguientes libros y vídeos pueden ser útiles para los niños afligidos por una muerte:

  • Worden JW: Children and Grief: When a Parent Dies. New York, NY: The Guilford Press, 1996.
  • Doka KJ, ed.: Children Mourning, Mourning Children. Washington, DC: Hospice Foundation of America, 1995.
  • Wass H, Corr CA: Childhood and Death. Washington, DC: Hemisphere Publishing Corporation, 1984.
  • Corr CA, McNeil JN: Adolescence and Death. New York, NY: Springer Publishing Company, 1986.
  • Corr CA, Nabe CM, Corr DM: Death and Dying, Life and Living. 2nd ed., Pacific Grove: Brooks/Cole Publishing Company, 1997.
  • Grollman EA: Talking About Death: A Dialogue Between Parent and Child. 3rd ed., Boston, MA: Beacon Press, 1990.
  • Schaefer D, Lyons C: How Do We Tell the Children? Helping Children Understand and Cope When Someone Dies. New York, NY: Newmarket Press, 1988.
  • Wolfelt A: Helping Children Cope with Grief. Muncie: Accelerated Development, 1983.
  • Wolfelt A: Helping Children Cope with Grief. Muncie: Accelerated Development, 1983.
  • Williams M: Velveteen Rabbit. Garden City: Doubleday, 1922.
  • Viorst J: The Tenth Good Thing About Barney. New York, NY: Atheneum, 1971.
  • Tiffault BW: A Quilt for Elizabeth. Omaha, NE: Centering Corporation, 1992.
  • Levine JR: Forever in My Heart: a Story to Help Children Participate in Life as a Parent Dies. Burnsville, NC: Mountain Rainbow Publications, 1992.
  • Knoderer K: Memory Book: a Special Way to Remember Someone You Love. Warminster, PA: Mar-Co Products, 1995.
  • de Paola T: Nana Upstairs and Nana Downstairs. New York, NY: GP Putnam's Sons, 1973.

Fuente
nstituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos
Dirección Web: http://www.cancer.gov/espanol

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