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Cómo prevenir el asma en las personas que trabajan con animales

El asma y las alergias relacionadas con animales son reacciones exageradas del sistema inmunológico del cuerpo a las proteínas animales, también conocidas como alergenos.

Las fuentes de estos alergenos son, entre otras, la caspa animal, las escamas, el pelaje o piel, los desechos corporales y la saliva.

La inhalación es una de las formas más comunes en la que los alergenos entran al cuerpo.

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Después de un período de tiempo (a menudo de varios meses y en ocasiones años), los trabajadores pueden haber inhalado cantidades suficientes de alergenos para hacerse sensibles.

Es decir, resultan con síntomas si se exponen otra vez aunque sea a partículas muy pequeñas de un alergeno.  

Actualmente no hay disposiciones para proteger a los trabajadores contra problemas alérgicos como consecuencia de la exposición al polvo derivado de animales y transportado por el aire.

El diagnóstico de una alergia animal o sensibilidad se hace utilizando pruebas cutáneas por pinchazo, pruebas de anticuerpos en la sangre y otros métodos.

Los síntomas varían entre los trabajadores que se han sensibilizado a los animales.

Entre las reacciones leves se encuentran los estornudos y el flujo nasal (moqueo). Las reacciones más graves a los alergenos inhalados pueden ser síntomas de asma como tos, presión en el pecho, jadeo o dificultad para respirar.

En los trabajadores sensibilizados, las reacciones se presentan a menudo poco después de la exposición al animal o al producto animal, pero a veces demoran de 2 a 8 horas o más.

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Un trabajador que ha presentado los síntomas de asma debido a alergias provocadas por los animales a menudo mejora o se recupera completamente si ha suspendido inmediatamente la exposición a los polvos que contienen los alergenos animales.

Sin embargo, entre más tiempo quede expuesto el trabajador, más probabilidades hay de que persista la enfermedad aun si se ha suspendido el contacto con los animales.

Los síntomas de asma y de las alergias relacionadas con animales pueden ser graves y requerir que los trabajadores afectados cambien de trabajo o de carrera. [Bardana 1992].

Los trabajadores afectados y sus empleadores deben asumir los costos del tratamiento, el tiempo no trabajado y la discapacidad temporal o hasta permanente. [Newill et al. 1986].

FUENTES COMUNES DE EXPOSICIÓN

Las fuentes de exposición a los alergenos animales varían de acuerdo con las especies de animales. Por ejemplo, los alergenos más importantes han sido encontrados en la orina de ratas y en la orina, saliva y en la piel de los conejillos de indias (cobayas) [Chan-Yeung and Malo 1994]. La orina de las ratas contiene cantidades significativas de una proteina que también se encuentra en las muestras de polvo de los sistemas de ventilación de instalaciones que albergan animales [Bardana 1992]. Otras fuentes importantes de exposición a los alergenos son la piel de conejos, la saliva y la caspa de los gatos, la caspa de los perros y el suero y la caspa de los caballos [Bardana 1992].

La exposición a ratas, ratones y conejos ha sido relacionada frecuentemente con la aparición del asma ocupacional. También se ha informado sobre especies diferentes a los mamíferos que causan síntomas respiratoriosCpor ejemplo, varios tipos de insectos y de ranas (que son comúnmente utilizadas en los salones de clase) [Bardana 1992]. Se ha asociado la exposición a los pájaros con otras enfermedades respiratorias, entre ellas, la neumonitis por hipersensibilidad [Parker et al. 1992]. Una persona que se vuelve alérgica a una especie de animales puede también tener reacciones a otras especies. Aun una exposición baja a estas fuentes comunes de alergenos animales puede ocasionar alergias, pero el riesgo aumenta a medida que se incrementa la exposición del trabajador. [Hollander et al. 1997].

TIPOS DE PERSONAS QUE TRABAJAN CON ANIMALES QUE ESTÁN EN RIESGO

Tal parece que todas las personas que trabajan con animales están en riesgo de resultar con síntomas de alergias relacionadas con el trabajo. Sin embargo, los trabajadores que tenían síntomas o signos de alergias antes de que empezaran a trabajar con animales tienen más probabilidades de contraer asma inducida por animales [Beckett 1994; Chan-Yeung y Malo 1994]. Los trabajadores alérgicos, en particular los que están sensibilizados a animales domésticos como gatos y perros, tienen más probabilidad de adquirir sensitividad a los animales de laboratorio y asma que los trabajadores que no son alérgicos [Bryant et al. 1995].

Los estudios hechos de trabajadores expuestos a los animales relacionan muchas ocupaciones con un riesgo mayor de contraer asma y otros síntomas respiratorios [Lutsky et al. 1985; Zejda et al. 1993; Zuskin et al. 1992a,b; Bar-Sela et al. 1984]. Entre estas ocupaciones se encuentran los trabajadores de laboratorios de animales, veterinarios, criadores de animales, trabajadores de la industria de la confección y trabajadores de caballerizas. Los riesgos relacionados con algunas de estas ocupaciones están delineados a continuación.

Trabajadores de laboratorios de animales

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Los trabajadores están expuestos a los animales de laboratorio en la industria farmaceútica, en laboratorios de universidades, en unidades de investigación y en instalaciones para la reproducción de animales [Chan-Yeung and Malo 1994]. La mayoría de reacciones a la exposición en estas instalaciones está relacionada con animales pequeños como por ejemplo roedores. También se ha informado de reacciones relacionadas con primates, gatos, perros y animales domésticos de granja [Lincoln et al. 1974].

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El contacto con los animales ocurre durante la alimentación, la limpieza, la aplicación de dosis, el sacrificio, la cirugía y la recolección de fluídos corporales, la medición y el transporte entre instalaciones [Harries and Cromwell 1982]. Los trabajadores están expuestos a la caspa animal, al pelo, a la orina, a la saliva, a los tejidos y al suero [Harries y Cromwell 1982].

La alergia relacionada con animales constituye uno de los peligros para la salud más importantes que enfrentan los trabajadores de los laboratorios de animales [Newman-Taylor and Gordon 1993]. Las encuestas de salud de personas que trabajan actualmente en laboratorios de animales indican que hasta el 56% están afectadas por alergias relacionadas con animales [Aoyama et al. 1992; Bardana 1992; Bryant et al. 1995; Hunskaar and Fosse 1993; Kibby et al. 1989; Lutsky et al. 1985; Newill et al. 1986; Zejda et al. 1993]. En una encuesta de 5,641 trabajadores de 137 instalaciones que albergan animales, el 23% tenía síntomas alérgicos relacionados con los laboratorios de animales. De los trabajadores que tenían síntomas, el 82% tenía síntomas nasales o de los ojos, el 46% tenía problemas de la piel y el 33% tenía asma. Estas cifras no incluyen personas que ya no trabajaban en esa área porque se enfermaron y no pudieron continuar trabajando.

Veterinarios y técnicos veterinarios

Se ha observado un incremento de la prevalencia de asma, infecciones respiratorias y enfermedades obstructivas de los pulmones entre los veterinarios. Las personas que trabajan con animales grandes parecen tener menos problemas con asma y alergias que las personas que trabajan con animales pequeños [Lutsky et al. 1985].

Criadores de animales

La rinitis y el asma ocupacional son efectos reconocidos de trabajar con animales de cría como ganado, cerdos, ovejas y cabras. Se ha visto que los criadores de cerdosCen particular, aquellos que trabajan en áreas confinadas de gran tamaño con insuficiente ventilaciónCpresentan jadeo y tos crónica [Zejda et al. 1993; Zuskin et al. 1992b].

Trabajadores de la industria de la confección

Los trabajadores de la industria de la confección pueden tener reacciones alérgicas a la piel y pelaje así como a los textiles hechos de productos animales como lana, cachemira, alpaca, vicuña y mohair [Bardana 1992].

Trabajadores a cargo de caballos

La exposición a los caballos presenta un riesgo para los trabajadores de la agricultura, los agentes de policía montada y los ayudantes de hipódromos y establos.

EFECTOS SOBRE LA SALUD

La exposición a los alergenos de animales transportados por el aire puede ocasionar inicialmente irritación nasal, de los ojos y de la garganta así como urticaria en la piel [Ohman 1978; Lincoln et al. 1974]. Casi el 50% de los trabajadores que tienen estos síntomas empiezan a presentar síntomas de asma como episodios recurrentes de tos, jadeo, presión en el pecho y dificultad para respirar [Bardana 1992]. Usualmente, los síntomas nasales aparecen primero; el asma ocupacional sin síntomas nasales no es común. Una vez que la persona se ha sensibilizado a los animales, los síntomas de las alergias pueden presentarse a sólo unos pocos minutos de la exposición o pueden demorarse en aparecer hasta 8 horas o más. En casos graves, pueden presentarse reacciones anafilácticas (entre ellas el shock), aunque esto es de muy rara ocurrencia.

Los síntomas de asma pueden presentarse por primera vez mucho después de que la persona ha empezado a trabajar con animales. La alergia a los animales de laboratorio usualmente ocurre dentro de los 36 meses siguientes al inicio de la exposición y en la mayoría de los casos se genera después de los 6 a los 36 meses de la exposición. Los trabajadores a cargo de animales que no se vuelven alérgicos después de 3 años de exposición tienen menos probabilidades de presentar el problema después de largas exposiciones. [Aoyama et al. 1992]. Sin embargo, un estudio de 16 trabajadores de aves de corral con síntomas de asma y rinitis mostró que la aparición de los síntomas puede demorar hasta 10 años [Bar-Sela et al. 1984].

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Después de que acaba la exposición, los síntomas nasales y de los ojos desaparecen a menudo al corto tiempo, pero los síntomas de los pulmones tienden a persistir [Newman-Taylor and Gordon 1993]. En el caso de los trabajadores de aves de corral, los síntomas nasales y el asma fueron persistentes aún después de que los trabajadores afectados dejaran de trabajar en la granja avícola [Bar-Sela et al. 1984].

INFORMES DE CASOS

Caso 1 - Exposición a las ratas de laboratorio

Una trabajadora de 21 años de edad en una compañía farmaceútica era la encargada de preparar las ratas para los experimentos. Ella no tenía enfermedades respiratorias previas, pero tenía historia familiar de alergias. Tres meses después de empezar a trabajar, la trabajadora empezó a notar urticaria en sus antebrazos y manos. Sus síntomas empeoraron hasta llegar al punto de que cada contacto directo con las ratas le producía urticaria. Usar guantes alivió el problema, pero los guantes no le permitían realizar su trabajo de la manera adecuada.

La trabajadora empezó después a sufrir episodios de estornudos, secreción nasal, lagrimeo y presión en el pecho. Fue transferida a otro departamento y los síntomas cesaron. Sin embargo, los síntomas volvían a aparecer si ella entraba a un cuarto con ratas o a un lugar donde habían albergado ratas previamente. La trabajadora dio positivo en pruebas cutáneas a la caspa de animales y al pelo de las ratas. También tenía anticuerpos elevados (IgE) a varias proteínas de las ratas [DeGroot and Messerschmidt 1984].

Caso 2 - Exposición a los conejos

Un médico de 32 años de edad había trabajado en un projecto de investigación con conejos durante 2 años y medio. Él tenía alergia a los gatos pero no a los ácaros del polvo doméstico (dust mites) u otros alergenos comunes. El médico presentó un empeoramiento progresivo de congestión nasal e irritación en los ojos. Durante su trabajo con uno de los conejos, se pinchó con una aguja por accidente. En un período de 15 minutos, el médico notó rasquiña progresiva, hinchazón de la cara, urticaria, presión en la garganta e imposibilidad para hablar. Fue admitido en el hospital donde recibió tratamiento de emergencia debido a shock anafiláctico. Sus síntomas se estabilizaron en un período de 5 horas. Las muestras de sangre mostraron aumento de anticuerpos (IgE) a la caspa de los gatos y al epitelio de los conejos. Los anticuerpos al epitelio de los conejos disminuyeron en un período de 6 meses después de que dejó el trabajo que involucraba el contacto con conejos. [Watt and McSharry 1996].

Caso 3 - Exposición a varios animales

Treinta y ocho estudiantes fueron examinados durante su primer año de capacitación como técnicos de laboratorio (el promedio de edad era de 21 años). Ellos fueron reexaminados después de trabajar en varios laboratorios de animales (principalmente ratas, ratones y conejos) durante un período promedio de 18 meses. Hasta ese momento, nueve estudiantes (24%) habían contraído alergias a los animales de laboratorio. Los síntomas eran, entre otros, irritación nasal y de los ojos en siete estudiantes, sarpullido en cuatro y problemas del pecho en tres. De los nueve estudiantes con alergias provocadas por animales, siete tuvieron reacciones al antígeno de rata o ratón en pruebas cutáneas por pinchazo y ocho mostraron reacciones similares al asma durante pruebas de los pulmones [Renström et al. 1995].

CONCLUSIONES

El asma y otras enfermedades respiratorias pueden generarse en personas cuyo trabajo requiere el contacto cercano con animales y productos animales. El asma en las personas que trabajan con animales puede ocasionar síntomas respiratorios que son severos y persistentes. Estos síntomas pueden ocasionar discapacidad permanente u obligar a un cambio de trabajo. Los trabajadores en riesgo de resultar con síntomas deben ser aconsejados para que tomen precauciones a fin de evitar o minimizar las exposiciones. Varios métodos para reducir la exposición y disminuir el riesgo de sensibilización están a disposición de empleadores y trabajadores. La vigilancia médica de los trabajadores expuestos y la prestación de medidas de rehabilitación para los trabajadores que presentan síntomas pueden reducir más el riesgo permanente de efectos negativos sobre la salud. Muchos casos de asma relacionada con animales pueden prevenirse si se actúa a tiempo y de manera adecuada.

RECOMENDACIONES

NIOSH recomienda las siguientes medidas para reducir la exposición a los alergenos animales en el lugar de trabajo y prevenir el asma y las alergias inducidas por animales:

1. Modificar los sistemas de ventilación y filtración:

  • Incrementar el ritmo de ventilación y la humedad en áreas en las que se albergan animales.
     
  • Ventilar las áreas con animales y las áreas donde se trabaja con animales por separado del resto de las instalaciones.
     
  • Hacer que la circulación del aire no esté dirigida hacia los trabajadores sino hacia la parte posterior de las jaulas de los animales.
     
  • Instalar estantes con jaulas de animales ventiladas o filtros en la parte superior de las jaulas.

2. Trabajar con los animales en áreas ventiladas o gabinetes de seguridad en la medida de lo posible.

3. Reducir la densidad animal (numero de animales por metro cúbico del volumen del lugar).

4. No utilizar ropa de calle para trabajar con animales. Dejar la ropa de trabajo en el lugar de trabajo para evitar posibles problemas de exposición entre los miembros de la familia.

5. Mantener limpias las jaulas y las áreas de los animales. Poner atención especial para controlar la exposición durante la limpieza.

6. Usar colchones absorbentes en los lechos. Si no están disponibles, usar lechos con mazorcas de maíz en vez de lechos de aserrín.

7. Usar especies de animales o de cierto sexo que se sepa son menos alergénicas que otras.

8. Reducir el contacto de la piel con productos animales como caspa, suero y orina usando guantes, batas de laboratorio y respiradores de partículas con careta autorizados.

9. Ofrecer capacitación para educar a los trabajadores sobre las alergias provocadas por animales y las medidas de precaución que hay que seguir para reducir los riesgos.

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10. Ofrecer exámenes de salud, consejería adecuada y seguimiento médico para los trabajadores que se hayan sensibilizado o hayan resultado con síntomas de alergias.

Estas recomendaciones se analizan brevemente en las siguientes subsecciones.

Factores ambientales

La exposición a los alergenos transportados por el aire es afectada por el patrón de la circulación del aire, la filtración del aire, el tipo de lechos y la humedad [Newman-Taylor and Gordon 1993]. La manipulación de estos factores ambientales ha reducido o eliminado exitosamente el riesgo de alergias inducidas por animales [Ohman 1978]. Por ejemplo, los patrones de la ventilación de los cuartos pueden ser manipulados para reducir la exposición a los alergenos animales en el lugar de trabajo. Se debe evitar la recirculación del aire a menos que el aire se filtre bien para eliminar las caspas animales y los olores [Lincoln et al. 1974; Ohman 1978]. Incrementar el ritmo de ventilación y de humedad disminuye la cantidad de proteina urinaria de rata presente en el aire del laboratorio [Newman-Taylor and Gordon 1993; Hunskaar and Fosse 1993]. La exposición a los alergenos también se reduce al realizar el trabajo con los animales dentro de cubiertas ventiladas en gabinetes de seguridad, al hacer que la circulación del aire no esté dirigida hacia los trabajadores sino hacia la parte posterior de las jaulas y al utilizar estantes con jaulas de animales ventiladas o filtros en la parte superior de las jaulas [Lincoln et al. 1974].

Para prevenir la dispersión de alergenos, no se debe utilizar ropa de calle durante el trabajo con los animales. Los posibles problemas para los miembros de la familia de los trabajadores pueden minimizarse al guardar y lavar la ropa ropa de trabajo en el lugar de trabajo [Ohman 1978; Lincoln et al. 1974]. 1974].

Factores para tener en cuenta en el mantenimiento de los animales

Los siguientes factores para tener en cuenta en el mantenimiento de los animales influyen en la exposición de los trabajadores a los alergenos transportados por el aire:

  • Densidad animal (numero de animales por metro cúbico del volumen del lugar).
     
  • Actividad (barrer y limpiar las jaulas, lo que puede resultar en una exposición muy alta)
     
  • Diseño de la jaula
     
  • Tipo de lechos [Eggleston and Wood 1992; Newman-Taylor and Gordon 1993; Bardana 1992]

Se ha demostrado que la eliminación de los lechos de aserrín y el uso de colchones absorbentes como material de lechos reduce las concentraciones de alergenos en el aire [Gordon et al. 1992]. Si no hay colchones absorbentes, los lechos de mazorcas de maíz son preferibles a los de aserrín [Sakaguchi et al. 1990; Edwards et al. 1983]. Siempre deben utilizarse aspiradoras o bancos de ventilación al limpiar las jaulas para evitar la exposición por el aire.

Animales menos alergénicos

Parece que algunos animales producen reacciones alérgicas en los trabajadores con más frecuencia que otros. Por ejemplo, las ratas macho son más alergénicas que las ratas hembra y las ratas en general son más alergénicas que los conejos. Utilizar especies menos alergénicas o de cierto sexo puede ayudar a reducir los riesgos [Hunskaar and Fosse 1993; Newman-Taylor and Gordon 1993; Bardana 1992].

Contacto con la piel

Evitar el contacto de la piel con productos animales como caspa animal, suero y orina no ha mostrado ningún beneficio, pero puede reducir el riesgo de sensibilización. Usar guantes, batas de laboratorio y respiradores de partículas con careta autorizados puede disminuir la exposición por medio de la piel [Lincoln et al. 1974; Newman-Taylor and Gordon 1993; Bardana 1992].

Capacitación

A los trabajadores en riesgo de contraer asma y alergias relacionadas con animales debe ofrecérseles capacitación que explique el tipo y forma de aparición de los síntomas típicos, la importancia de la detección e intervención temprana y los procedimientos que los trabajadores y jefes deben seguir para reducir el riesgo de la sensibilización.

Monitoreo y vigilancia médica

La vigilancia médica constante para detectar los síntomas de asma puede ayudar a proteger la salud de las personas que trabajan con animales. Los exámenes médicos y los cuestionarios estandarizados pueden identificar a los trabajadores que presenten síntomas tempranos de asma [Venables et al. 1993]. Los trabajadores que informan sobre síntomas relacionados con el trabajo (estornudos, flujo nasal o moqueo, presión en el pecho, jadeo y episodios de tos o dificultad para respirar) deben recibir evaluaciones más completas y ser atendidos en forma temprana, si esto es lo adecuado. El conocimiento actual sugiere que la terminación temprana de la exposición a los animales por parte de los trabajadores con síntomas de asma puede reducir el riesgo de que resulten con síntomas de larga duración. La espirometría y las pruebas de anticuerpos en la sangre también han sido utilizadas para la vigilancia médica del asma, pero todavía no se ha definido su papel exacto. NIOSH ha elaborado una definición de caso de vigilancia para el asma ocupacional (consulte el Anexo). Esta definición puede servir de guía para las evaluaciones médicas.

Algunos trabajadores con asma y alergias relacionadas con animales pueden mejorar o recuperarse completamente de los síntomas, mientras que otros pueden presentar síntomas persistentes. Varios factores tienen que ver con este resultado. Es más probable que las personas no presenten buena recuperación si tienen:

—síntomas por un período largo de tiempo antes de que se reconozca la afección.
—una enfermedad grave al momento del diagnóstico (de acuerdo con los resultados de las pruebas de la función pulmonar y de receptividad de las vías respiratorias), o
—un período largo de exposición antes de presentar los síntomas [Venables and Chan-Yeung 1997; Paggiaro et al. 1994].

Por lo tanto, la demora en reconocer la afección o suspender la exposición puede ocasionar una enfermedad pulmonar y discapacidad más grave y persistente [Brooks 1992].

Algunos empleadores han utilizado exámenes antes del empleo para identificar a trabajadores con alto riesgo de presentar asma y alergias relacionadas con animales. Si embargo, ninguna evidencia indica que el uso de un criterio en particular puede predecir cuáles trabajadores se volverán alérgicos o presentarán asma y alergias relacionadas con animales [Aoyama et al. 1992; Kibby et al. 1989]. Los trabajadores con una historia de enfermedad alérgica corren un riesgo mayor, pero este criterio no es útil para la detección médica precoz. Por ejemplo, en un grupo de trabajadores que llenaron el cuestionario como herramienta de detección, solamente 3 de los 12 trabajadores con una historia de alergias presentaron asma inducida por animales. El criterio de detección hubiera excluido a nueve trabajadores que no presentaron este problema. [Kibby et al. 1989].

La presencia de anticuerpos (IgE) en el suero de los trabajadores tampoco permite hacer una correlación con la presencia de síntomas o la aparición de la enfermedad. Los exámenes de detección previos al empleo para detectar factores de riesgo en la aparición de alergias no son, por lo tanto, justificados. [Aoyama et al. 1992].

Consejería adecuada para los trabajadores afectados

Los síntomas de asma ocupacional deben ser reconocidos en forma temprana y los trabajadores afectados deben retirarse de los lugares de exposición a los alergenos debido a que la exposición prolongada puede ocasionar una enfermedad irreversible. Sin embargo, retirarse del lugar de exposición no siempre conduce a una recuperación completa [Venables and Chan-Yeung 1997]. Solamente cerca del 50% de personas con asma ocupacional causada por diferentes factores se recupera completamente después de suspender la exposición [Brooks 1992].

Algunos trabajadores pueden no estar dispuestos a dejar sus trabajos a pesar de los problemas de salud. Al trabajador que sufra reacciones alérgicas graves o que amenacen su vida debe recomendársele enfáticamente que cambie de trabajo debido a que no hay una estrategia preventiva completamente eficaz [Newman-Taylor and Gordon 1993].

A los trabajadores con síntomas que deseen seguir trabajando con animales deben avisárseles sobre los riesgos. Es necesaria una vigilancia médica cuidadosa para asegurar un control adecuado de la enfermedad. El uso estricto de los respiradores de partículas autorizados (como parte de un programa formal de protección respiratoria), las prácticas laborales prudentes y una limpieza y mantenimiento cuidadoso del lugar de trabajo pueden permitirle a una persona con asma leve seguir trabajando [Brooks 1992]. Sin embargo, no se recomienda el uso rutinario de los respiradores como una técnica para el control de los alergenos [Lincoln et al. 1974]. Si se han seguido todas las precauciones para reducir la exposición y se hace necesario un tratamiento prolongado (por ejemplo, la utilización de tabletas de esteroides) o si ocurren repetidos ataques de asma, el trabajador afectado debe abandonar el trabajo que lo está afectando.

Vigilancia y notificación de enfermedades

NIOSH recomienda que los departamentos de salud de los estados efectúen la vigilancia del asma ocupacional. A fin de incrementar la uniformidad de los informes, NIOSH recomienda guías generales para la preparación de informes y una definición de caso de vigilancia de asma (consúltese el Anexo). Se recomiendan estas guías generales y la definición de caso para la vigilancia de salud pública de casos de asma relacionados con el trabajo y sobre los cuales informen los médicos y otros proveedores de cuidados de la salud. Para 1998, tres departamentos de salud estatales (California, Massachusetts y Michigan) recibían fondos de NIOSH para actividades de vigilancia del asma ocupacional.

Fuente
Instituto Nacional
para la Seguridad y Salud Ocupacional

http://www.cdc.gov/

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