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Complicaciones del Traumatismo Cerebral

Otros términos: trauma cerebral o lesión cerebral adquirida

 

A veces, surgen complicaciones de salud en el período inmediatamente posterior a un traumatismo cerebral.   Estas complicaciones no son tipos de traumatismo cerebral, sino que son problemas médicos distintos que surgen a raíz de la lesión.

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Aunque las complicaciones son poco comunes, el riesgo aumenta según la gravedad del trauma.  

Las complicaciones del traumatismo cerebral incluyen:

  • Convulsiones inmediatas
  • Hidrocefalia o engrandecimiento ventricular post-traumático
  • Derrames de fluido cerebro espinal

  • Infecciones
  • Lesiones vasculares
  • Lesiones del nervio craneal
  • Dolor
  • Ulceras por presión
  • Falla orgánica múltiple en pacientes inconcientes
  • Politrauma (trauma a otras partes del cuerpo además del cerebro). 

 

Convulsiones

Alrededor del 25 por ciento de los pacientes con contusiones cerebrales o hematomas y alrededor del 50 por ciento de los pacientes con lesiones con penetración de la cabeza desarrollan convulsiones inmediatas, las que ocurren dentro de las primeras 24 horas de la lesión. 

Estas convulsiones inmediatas aumentan el riesgo de convulsiones precoces — definidas como convulsiones que ocurren dentro del plazo de una semana después de la lesión—pero que no parecen estar ligados al desarrollo de la epilepsia post-traumática (convulsiones recurrentes que aparecen más de una semana después del trauma inicial).  Generalmente, los profesionales médicos usan medicamentos anticonvulsivos para tratar las convulsiones en pacientes de traumatismo cerebral sólo si estas convulsiones persisten.

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Hidrocefalia

El hidrocéfalo o dilatación ventricular post-traumática ocurre cuando en el cerebro se acumula fluido cerebroespinal, lo que resulta en una dilatación de los ventrículos cerebrales (cavidades en el cerebro llenas de fluido cerebroespinal) y un aumento en la presión intracraneal.

Esta condición puede desarrollarse durante la etapa aguda que tiene lugar dentro del primer año después de un traumatismo cerebral o es posible que no aparezca hasta más tarde.  Generalmente, ocurre dentro del primer año de la lesión y se caracteriza por un empeoramiento del desarrollo neurológico, conciencia impedida, cambios en la conducta, ataxia (falta de coordinación o de equilibrio), incontinencia, o signos de una presión intracraneal elevada.

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Esta condición puede desarrollarse a causa de una meningitis, hemorragia subaracnoide, hematoma intracraneal, u otras lesiones.  El tratamiento incluye la colocación de una válvula de derivación o “shunting” y drenaje del fluido cerebroespinal, además de cualquier otro tratamiento apropiado para la causa primaria de la condición.

Fracturas craneales

Las fracturas craneales pueden rajar las membranas que cubren el cerebro, conduciendo a derrames del fluido cerebroespinal.  Una rotura entre la dura y las membranas aracnoideas, llamada, una fístulade fluido cerebroespinal, puede ocasionar que el fluido cerebroespinal se filtra fuera del espacio subarcnoide penetrando en el espacio subdural;  a esto se le llama un higroma subdural.

El fluido cerebroespinal también puede filtrarse por la nariz y el oído. Estas roturas que permiten que el fluido cerebroespinal se filtre fuera de la cavidad cerebral también permiten que el aire y las bacterias entren dentro de la cavidad, posiblemente causando infecciones, tal como la meningitis.  El neumoencéfalo ocurre cuando el aire entra a la cavidad intracraneal y queda atrapado dentro del espacio subaracnoideo.

Infecciones intracraneales

Las infecciones dentro del espacio intracraneal son una complicación peligrosa del traumatismo cerebral.  Pueden ocurrir fuera de la dura, debajo de la dura, debajo de la aracnoide (meningitis), o dentro del espacio del cerebro mismo (absceso). La mayoría de estas lesiones se desarrollan dentro de las primeras semanas del trauma inicial y son el resultado de fracturas del cráneo o de lesiones penetrantes.  El tratamiento estándar incluye el uso de antibióticos y a veces cirugía para remover el tejido infectado.  La meningitis puede ser especialmente peligrosa, con el potencial de repartirse al resto del cerebro y del sistema nervioso.

Traumatismo vascular

Cualquier daño a la cabeza o al cerebro usualmente resulta en algo de daño al sistema vascular, que es el que provee de sangre a las células del cerebro.  El sistema inmunológico del cuerpo puede reparar el daño a los pequeños vasos sanguíneos, pero el daño a los vasos mayores puede resultar en complicaciones graves. 

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El daño a una de las principales arterias que conducen al cerebro puede causar un ataque cerebral, a causa de una hemorragia de la arteria (ataque cerebral hemorrágico) o a través de la formación de un coágulo en el lugar de la lesión, llamado un trombo, o trombosis, que bloquea el flujo sanguíneo al cerebro (ataque cerebral isquémico).  Los coágulos sanguíneos también pueden desarrollarse en otras partes de la cabeza.  Los síntomas incluyen dolor de cabeza, vómitos, convulsiones, parálisis de un lado del cuerpo y un estado de semi- conciencia que se desarrolla dentro de algunos días de la lesión a la cabeza, lo que puede estar causado por un coágulo sanguíneo que se forma en el tejido de alguno de los senos paranasales (sinuses), o en cavidades adyacentes al cerebro.  Los ataques isquémicos trombóticos son tratados con anticoagulantes, mientras que la cirugía es el tratamiento de preferencia para los ataques hemorrágicos.   Otros tipos de lesiones vasculares incluyen el espasmo vascular y la formación de aneurismas.

Traumatismos de los nervios del cráneo

Las fracturas del cráneo sobre todo las que ocurren en la base del cráneo, pueden causar lesiones de los nervios del cráneo que conducen a neuropatías craneales compresivas.  Todos menos tres de los 12 nervios craneales irradian del tronco cerebral hacia la cabeza y el rostro.  El séptimo nervio craneal, el llamado nervio facial, es el nervio craneal que más frecuentemente es lesionado en un traumatismo cerebral, lo que puede conducir a una parálisis de los músculos faciales.

El dolor es un síntoma común del traumatismo cerebral y este dolor puede ser una complicación importante para pacientes que están concientes durante el período inmediatamente posterior a un traumatismo cerebral.  El dolor de cabeza es el dolor más común que sienten los pacientes con traumatismo cerebral, pero otras formas de dolor también pueden ser problemáticas.   Las complicaciones graves para pacientes que están inconcientes, o en un estado de coma, o en un estado vegetativo incluyen las lesiones de decúbito u otras lesiones de la piel producidas por presión, infecciones de la vejiga, neumonía u otras infecciones que ponen en peligro la vida y el daño múltiple de órganos progresivo.

El trauma generalizado

La mayoría de los pacientes con traumatismo cerebral tienen lesiones a otras partes del cuerpo además de daño a la cabeza y al cerebro.  Los médicos llaman a esto politrauma. Estas lesiones requieren de un cuidado inmediato especializado, y pueden complicar el tratamiento y la recuperación de un traumatismo cerebral. Otras complicaciones que pueden acompañar al traumatismo cerebral incluyen la disfunción pulmonar (pulmón), la disfunción cardiovascular (corazón) a raíz de un trauma cerrado del tórax; la disfunción gastrointestinal, los desequilibrios de fluidos y hormonales; y otras complicaciones aisladas, tales como las fracturas, traumas de los nervios, trombosis aórtica; coagulación sanguínea excesiva, e infecciones.

Las víctimas a menudo desarrollan hipermetabolismo, es decir, una aceleración del ritmo metabólico, lo que conduce a un aumento en la cantidad de calor que produce el cuerpo. El cuerpo transforma en calor la energía necesaria para que los órganos sigan funcionando, causando un desgaste de los músculos y la desnutrición de otros tejidos.  Las complicaciones relacionadas con la difusión pulmonar pueden incluir el edema pulmonar neurogénico (un exceso de fluido en el tejido pulmonar), la aspiración neumónica (neumonía causada por aspiración de materias ajenas a los pulmones), y coágulos de grasa y de sangre en los vasos sanguíneos de los pulmones. 

Los desequilibrios de fluidos y hormonales pueden complicar el tratamiento del hipermetabolismo y elevar la presión intracraneal. Los problemas hormonales pueden ser el resultado de una disfunción de la pituitaria, la tiroides y otras glándulas a través del cuerpo. Dos complicaciones hormonales comunes del traumatismo cerebral son el síndrome de secreción inapropiada de la hormona antidiurética y el hipotiroidismo.

Un traumatismo cerrado de tórax también puede causar problemas cardiovasculares, incluyendo daño a los vasos sanguíneos y hemorragias internas, así como problemas con el ritmo cardíaco y el flujo sanguíneo.   El traumatismo cerrado de abdomen puede causar daño o disfunción del estómago, intestinos grandes o pequeños, y el páncreas.   Una complicación grave y común del traumatismo cerebral es la gastritis erosiva, o inflamación y degeneración del tejido estomacal.  Este síndrome puede causar un crecimiento bacterial en el estómago, aumentando el riesgo de una neumonía aspiratoria.  El cuidado estándar para pacientes con traumatismo cerebral incluye la administración de inhibidores gástricos profilácticos para prevenir la acumulación de ácidos estomacales y bacterias.

Fuente
Traumatismo Cerebral. Esperanza en la Investigación
Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares

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